Sorting by

×

“La lucha por la justicia migratoria: CDMX se alinea con movimientos globales en rechazo a políticas discriminatorias de EE. UU.”

En una jornada cargada de emoción y convicción, miles de personas se reunieron en la emblemática Plaza Luis Cabrera, ubicada en el corazón de la colonia Roma de la Ciudad de México, con el fin de manifestar su repudio hacia las políticas de inmigración implementadas por los gobiernos estadounidenses. La protesta, que contó con la …

En una jornada cargada de emoción y convicción, miles de personas se reunieron en la emblemática Plaza Luis Cabrera, ubicada en el corazón de la colonia Roma de la Ciudad de México, con el fin de manifestar su repudio hacia las políticas de inmigración implementadas por los gobiernos estadounidenses. La protesta, que contó con la participación de individuos de diferentes edades y condición social, se caracterizó por su espíritu pacífico y resolutivo, reflejando el compromiso de sus protagonistas en defensa de los derechos humanos y la dignidad de las personas migrantes.

La manifestación, que se convirtió en un evento masivo y simbólico, comenzó a tomar forma cuando miles de ciudadanos mexicanos y estadounidenses, algunos portando banderas nacionales, se reunieron en la Plaza Luis Cabrera. La energía emocional fue palpable, como lo demuestra el entusiasmo con que los manifestantes cantaron himnos nacionales y corearon slogans en apoyo a la causa. Entre ellos, hubo personas que habían vivido experiencias personales relacionadas con la migración o tenían familiares que habían sido afectados por las políticas de inmigración estadounidenses.

Con una determinación clara en sus ojos, los manifestantes se organizaron para marchar hacia la Embajada de EE.UU. en México, ubicada en la avenida Paseo de la Reforma, un hito simbólico que representa el corazón de la diplomacia entre ambos países. A medida que avanzaban por las calles, su voz y sus mensajes se hicieron más fuertes, exigiendo justicia y respeto para los derechos humanos de todas las personas.

La manifestación fue un ejercicio de solidaridad y apoyo mutuo entre mexicanos y estadounidenses, que compartían la convicción de que la dignidad humana no puede ser negociada ni comprada. Entre los manifestantes había personas que habían vivido en Estados Unidos por varios años y otros que nunca habían dejado México, pero todos estaban unidos en su repudio a las políticas migratorias discriminatorias y en su defensa de la libertad y el respeto para todas las personas.

La marcha se convirtió en un desfile colorido y lleno de vida, con manifestantes portando carteles, pancartas y banderas que llevaban mensajes como “No más walls” (No más paredes), “¡Hermanos, no nos dividan!” (¡Hermanos, no nos divida!), o “La dignidad es inalienable” (La dignidad es inalienable). La energía de la manifestación fue contagiosa, y pronto se convirtió en un evento que atraía la atención de la opinión pública y los medios de comunicación.

A medida que llegaban a la Embajada de EE.UU. en México, los manifestantes lanzaron un llamado a la acción, exigiendo justicia y respeto para todos los migrantes y refugiados. La manifestación se convirtió en un símbolo vivo de la lucha por la justicia social y la defensa de los derechos humanos.